No Recibas a Jesus en la Mano

 

NO RECIBAS A JESÚS EN LA MANO

LA SAGRADA EUCARISTÍA SE RECIBE DE RODILLAS Y EN LA BOCA SOLO DE MANOS DEL SACERDOTE 

La forma de recibir la Sagrada Comunión se ha convertido en uno de los debates más intensos dentro de la Iglesia contemporánea.

La comunión en la mano es uno de los mayores errores difundidos dentro de la Iglesia Católica actual, un engaño satánico que muchos consideran una práctica normal, pero que, en realidad, según la tradición, la teología, el sentir de los santos, la enseñanza histórica de la Iglesia y las advertencias de numerosas autoridades eclesiásticas, constituye un acto sacrílego que debilita la fe, hiere al Cuerpo de Cristo y contribuye a la confusión doctrinal que vivimos. 

El mundo moderno ha logrado que incluso niños en su Primera Comunión sean instruidos para comulgar en la mano. Muchos laicos, sin comprender que reciben a Dios vivo, tratan la Hostia como si fuera cualquier cosa, como si el acto de comulgar fuera un trámite obligatorio como parte de haber asistido a la misa. Esto ha causado que generaciones enteras crezcan en la irreverencia y cometiendo sacrilegio.

En la actualidad, la comunión en la mano se ha normalizado en muchas parroquias, hasta el punto de presentar esta práctica como un mandato pastoral (no lo es). De esto darán cuenta en su Juicio Personal los sacerdotes, obispos, cardenales y Papas que son los pastores que debieron guiar a las ovejas en lugar de descarriarlas.

Dios nos dice a través del profeta Ezequiel 34: "Por eso, pastores, oigan la palabra del Señor. Lo juro por mi vida -oráculo del Señor-: Porque mis ovejas han sido expuestas a la depredación y se han convertido en presa de todas las fieras salvajes por falta de pastor; porque mis pastores no cuidan a mis ovejas; porque ellos se apacientan a sí mismos, y no a mis ovejas; por eso, pastores, escuchen la palabra del Señor: Así habla el Señor: Aquí estoy yo contra los pastores. Yo buscaré a mis ovejas para quitárselas de sus manos, y no les dejaré apacentar mi rebaño. Así los pastores no se apacentarán más a sí mismos. Arrancaré a las ovejas de su boca, y nunca más ellas serán su presa. Porque así habla el Señor: ¡Aquí estoy Yo! Yo mismo voy a buscar mi rebaño y me ocuparé de él."

La palabra de Dios hay que entenderla. Lee nuevamente y reconoce al sacerdote en el pastor, a ti en la oveja, al pecado en la depredación, a los demonios en las fieras salvajes y al descuido del sacerdocio en "se apacientan a si mismos".

Si eres sacerdote y entregas la comunión en la mano, por favor, recupera el Temor a Dios, reencuéntrate con tus votos sacerdotales y reconoce a Dios mismo en la Eucaristía, deja de pecar y de hacer pecar a otros, porque la obediencia se debe cuando lo que se manda no es pecado y la comunión en la mano es un sacrilegio.

En estos tiempos en que somos como ovejas sin pastor, muchos fieles creen que la comunión en la mano es una plenamente permitida y normalizada dentro de la Iglesia Católica, desconociendo que existen abundantes testimonios de concilios, papas, santos, doctores de la Iglesia y revelaciones privadas indican que la norma constante de la Iglesia ha sido —y continúa siendo— la recepción de la comunión en la boca y de rodillas.

La tradición constante de la Iglesia y la disciplina litúrgica histórica indican que la Iglesia siempre ha considerado como norma la comunión en la boca y de rodillas, práctica que guarda relación con la reverencia al Santísimo Sacramento y con la integridad de la fe eucarística y la lucha espiritual presente en cada época.

La comunión en la mano no es solo un gesto externo, es la puerta para que la fe en la Presencia Real se desmorone poco a poco, para que se banalice el misterio más grande del cristianismo, para que la adoración se sustituya por un gesto rutinario y para que Satanás se regocije viendo a millones de católicos tocando con sus dedos al mismo Dios que no se atrevieron a tocar ni los santos más grandes. 

Escribo estas líneas para ayudar a despertar las conciencias adormecidas de quienes, por desconocimiento, desinformación o presiones externas, han aceptado una práctica que jamás perteneció a la Iglesia primitiva, que jamás fue aprobada por los santos, que nunca formó parte de la tradición católica, que Satanás ha promovido con astucia, y que muchos sacerdotes han permitido por presiones, por tibieza o por desconocimiento del daño espiritual que causa.

Voy a exponer la evidencia doctrinal, histórica, espiritual y pastoral que cuestiona la comunión en la mano y exhorta a los fieles a defender la reverencia eucarística, a no dejarse engañar y a no permitir que se les robe la fe.

Necesitamos abrir los ojos ante un engaño masivo y recordar que como católicos estamos llamados a defender la reverencia que merece el Rey de Reyes, realmente presente en la Hostia consagrada, si es eso en lo que realmente crees.

PARA COMENZAR, VAMOS A RECORDAR A MARTIN LUTERO.

Martín Lutero fue un monje de la Orden de San Agustín, se convirtió en fraile agustino en 1505, siendo ordenado sacerdote en 1507. Su actividad monástica incluía rezar, ayunar y confesarse, y su trabajo como fraile fue fundamental para su posterior Reforma Protestante. Recuerda este detalle.

Las principales críticas de Martín Lutero a la Iglesia Católica se centraron principalmente en las prácticas corruptas de quienes dentro de la Iglesia usaban la religión como una forma de obtener riqueza y poder, la venta de las indulgencias que ofrecía el perdón de los pecados a cambio de dinero considerándolo una forma de corrupción, cuestionó también la autoridad del Papa debido a su injerencia en temas políticos y de Estados, argumentó que solo la Biblia era la única fuente de autoridad religiosa sin necesidad de intermediarios como los miembros del clero para obtener las Gracias de Dios, porque todos somos sacerdotes ante Dios, que la salvación se obtiene por la fe y no por buenas obras ni indulgencias, y destacó la importancia de que todos tengan acceso a la Biblia que estaba escrita en latín y dado que en esa época solo los clérigos y académicos sabían leer en latín (pues era un requisito para acceder a la teología), la mayoría de la población no tenía acceso a la Biblia. 

Mencioné que su trabajo como fraile fue fundamental para su posterior Reforma Protestante porque, su trabajo como fraile y su acceso a la educación teológica le permitieron cuestionar y criticar las prácticas de la Iglesia Católica. Su acceso a la educación teológica fue crucial para su formación intelectual y su capacidad para evaluar críticamente las enseñanzas de la Iglesia. Esta formación le dio acceso al conocimiento del latín y así es como la traduce al alemán, aunque durante el proceso de traducción del latín al alemán, Lutero cambió "en mucho" el auténtico contenido de las Sagradas Escrituras en latín para adecuarlo a sus ideas de reforma. 

Por este motivo una Biblia protestante no es igual a una Biblia Católica y las Biblias Católicas ecuménicas que se venden hoy no son fieles a las Biblias originales en Latín que leyeron los santos que hoy están en los altares.

¿Cómo entienden la comunión los luteranos?

La doctrina luterana afirma que en la eucaristía están presentes el cuerpo y la sangre de Cristo por medio de la fe, junto con el pan y el vino, es una coexistencia donde el pan no deja de ser pan y el vino no deja de ser vino, toman el pan con la mano porque es pan y solo por el grado de fe que tienen creen que también está Cristo ahí presente, para justificar las palabras de Cristo, pero sin considerar la transubstanciación en la que creemos los católicos.

Las 95 tesis de Martín Lutero fueron un desafío directo a la autoridad de la Iglesia Católica y sirvieron como punto de partida para la Reforma Protestante, pero Lutero tuvo contemporáneos que vivieron la misma tribulación y supieron defender la doctrina católica a pesar de los errores humanos o el arduo trabajo de Satanás por destruir a la Iglesia Católica.

"La Comunión de Santa Teresa de Jesús" (contemporánea de Lutero) fue pintada por Juan Martín Cabezalero alrededor de 1670. Esta obra se encuentra actualmente en el Museo Lázaro Galdiano de Madrid. La pintura representa un momento especial de la vida de Santa Teresa de Jesús, inspirada en un pasaje de la "Historia y admirable vida del glorioso Padre San Pedro de Alcántara"

Entre los contemporáneos de Lutero, que defendieron a la Iglesia y vivieron una vida de santidad, están:

• San Ignacio de Loyola (1491–1556) – Fundador de la Compañía de Jesús (jesuitas).

• San Francisco Javier (1506–1552) – Misionero jesuita, evangelizador en Asia.

• San Pedro Canisio (1521–1597) – Jesuita, Doctor de la Iglesia, defensor de la fe católica en Alemania.

• San Juan de Ávila (1499–1569) – Sacerdote y místico español, Doctor de la Iglesia.

• San Juan de la Cruz (1542–1591) – Reformador del Carmelo, poeta místico, Doctor de la Iglesia.

• Santa Teresa de Jesús (1515–1582) – Reformadora del Carmelo, mística, Doctora de la Iglesia.

• San Felipe Neri (1515–1595) – Fundador del Oratorio, apóstol de Roma.

• San Carlos Borromeo (1538–1584) – Cardenal y arzobispo de Milán, gran reformador tridentino.

• San Pío V (1504–1572) – Papa dominico, promotor de la reforma tridentina.

• San Lorenzo de Brindis (1559–1619) – Capuchino, Doctor de la Iglesia, predicador y diplomático.

• San Andrés Bobola (1591–1657) – Jesuita polaco, mártir.

• San José de Anchieta (1534–1597) – Jesuita misionero en Brasil, poeta y lingüista.

• San Pedro de Alcántara (1499–1562) – Reformador franciscano, consejero de Santa Teresa.

• San Juan de Ribera (1532–1611) – Arzobispo de Valencia, reformador y educador.

• Santo Tomás Moro (1478–1535) – Canciller de Inglaterra, mártir por defender la fe católica.

• San Juan Fisher (1469–1535) – Obispo y cardenal inglés, mártir junto a Tomás Moro.

Estos santos y beatos (y más que no se mencionan) representan la respuesta católica a la Reforma protestante, muchos de ellos vinculados al Concilio de Trento, la reforma del clero, la expansión misionera y la renovación espiritual. 

Ellos vivieron las mismas tribulaciones que Lutero pero llegaron a ser santos y a vivir el Cielo en la Tierra en plena comunión con Dios.

No olvidemos el hecho de que Martín Lutero era sacerdote y cuando un sacerdote expresa sus votos sacerdotales, el sacramento del Orden sacerdotal imprime un carácter espiritual indeleble en el alma del hombre que lo recibe. Esto significa que, aunque un sacerdote pueda ser dispensado de sus funciones ministeriales o incluso suspendido de su ejercicio público, su identidad sacerdotal permanece para siempre ante Dios. 

Aunque un sacerdote pueda dejar de ejercer públicamente su ministerio, ante Dios sigue siendo sacerdote eternamente, porque el don recibido no se revoca.

Este principio se basa en la enseñanza de que los sacramentos del Bautismo, la Confirmación y el Orden sagrado no se repiten ni se borran, porque confieren un sello espiritual permanente. 

En el caso de los sacerdotes, su alma queda marcada con un carácter que lo capacita para actuar in persona Christi, especialmente al celebrar la Eucaristía y administrar los sacramentos.

Esta frase suele citarse con reverencia para subrayar la dignidad, responsabilidad y permanencia del sacerdocio, y también para recordar que el llamado de Dios es irrevocable (cf. Romanos 11,29: "los dones y el llamado de Dios son irrevocables"). 

Martín Lutero, originalmente monje y sacerdote agustino, hizo votos de celibato al ingresar a la orden y ser ordenado sacerdote, contrajo matrimonio con Catalina von Bora, una ex monja cisterciense de la Orden Cirterciense. Esta orden religiosa buscaba restaurar la observancia literal de la Regla de San Benito. Ella se fugó del convento de Nimbschen. 

Ambos cometieron perjurio contra sus votos sacerdotales y religiosos, respectivamente, al abandonar sus compromisos religiosos asumidos con Dios y con la Iglesia, inherentes a ellos ante Dios por siempre. 

El perjurio, al quebrantar deliberadamente un juramento hecho ante Dios, constituye una grave ofensa contra la verdad y la santidad del Nombre divino, atentando contra la virtud de la religión que exige fidelidad a lo prometido en Su presencia."

Lutero quebrantó e incumplió con sus votos sacerdotales de celibato ante Dios. Catalina von Bora quebrantó e incumplió sus votos religiosos de celibato ante Dios. Y ambos, se casaron bajo la ideología protestante que Lutero mismo creó, conocida como luteranismo, iniciando un movimiento de apoyo al matrimonio sacerdotal dentro de muchas corrientes cristianas desviando de sus votos sacerdotales y religiosos a muchos ordenados argumentando que el matrimonio era una institución sagrada y válida para los sacerdotes porque casarse era una vocación honorable y puso su unión pérjura con Catalina como modelo de que los sacerdotes podían vivir vidas conyugales respaldando la idea del matrimonio sacerdotal dentro de muchas corrientes cristianas emergentes a raíz del luteranismo.

Hasta aquí, la historia de Lutero es muy conocida y difundida, pero no muchos conocen la versión de Johann Maier von Eck.

Johann Maier von Eck era un fraile dominico y un teólogo católico alemán, profesor en la Universidad de Ingolstadt, erudito, hábil en retórica y en debate público.  Recibió su primera formación en Rottenburg y Heidelberg, se graduó en Filosofía en Tubinga (1499), cursó Teología en Colonia y Friburgo, donde se doctoró (1510). Estudió además otras disciplinas complementarias: Derecho, Matemáticas y Geografía. Desde el 31 oct. 1511 explicó Teología en Ingolstadt. 

Su propensión fríamente intelectualista no fue obstáculo para que practicara decididamente el retorno a las fuentes, hasta el punto de que puede ser considerado como uno de los pioneros de la teología positiva. Fue un apasionado polemista, culto y agudo, dialéctico insuperable, de infalible memoria, seguro de sí mismo hasta la presunción, enemigo de todo compromiso. A pesar de todo, no parece que podamos dudar de su talento y de su fidelidad en el cumplimiento de sus deberes. Ya es buen indicio el hecho de que, durante unos seis años como párroco en Ingolstadt y sin abandonar otras muchas obligaciones, predicó más de 456 sermones.

Su principal mérito es haber sido el primero en advertir el rumbo herético de Lutero, cuyos errores combatió de palabra y por escrito con tenacidad e intransigencia. Hizo todo lo posible por lograr la condenación oficial de las tesis luteranas y fue el principal encargado de publicar en Alemania la bula Exurge Domine (1520) 

Su defensa teológica de las estructuras de la Iglesia católica frente a los ataques de los reformadores se conjugaba con una clara visión de la necesidad de corregir los abusos de la curia romana y la corrupción que en buena parte había contribuido a la difusión del movimiento protestante; en este sentido expuso valiente y sinceramente a Adriano VI y a Clemente VII un plan de verdadera reforma, sin que de momento fueran seriamente consideradas sus agudas observaciones. 

Defendió a la Iglesia Católica y disputó personalmente no sólo con Lutero sino también con Zwinglio (1524), Melanchton, Bucero y otros. 

Tomó parte en la preparación de la Confutatio de la Confessio augustana y en la casi totalidad de las disputas o confrontaciones de mayor relieve organizadas entre teólogos católicos y protestantes hasta poco antes de su muerte.

Fue el principal defensor de la Iglesia Católica frente a las ideas reformistas de Lutero y defendió la autoridad papal y la tradición eclesiástica durante el Debate de Leipzig de 1519.

El Debate de Leipzig fue una disputa teológica que se dio en el Palacio de Pleissenburg, Leipzig, Alemania. En este debate participaron Johann Maier von Eck y Andreas Karlstadt. Inicialmente Johan Maier von Eck había retado a Andreas Karlstadt para debatir sobre la doctrina del libre albedrío y la Gracias, enfrentando la teología escolástica católica contra las ideas emergentes de la reforma protestante. 

En el debate con Karlstadt, Eck defendió la cooperación humana con la gracia divina, en contraste con la visión más determinista de los reformadores, pero pronto, el foco de atención se desplazó hacia Martín Lutero, que no era un personaje relevante -teológicamente hablando- pero que ya había ganado notoriedad por sus 95 tesis contra las indulgencias.

Eck defendió la autoridad papal y la tradición eclesiástica durante el debate de Leipzig, enfrentándose a Martín Lutero. 

Argumentó que la autoridad del Papa tenía fundamento bíblico y patrístico, citó textos de los Padres de la Iglesia y concilios para sostener que el Papa era el sucesor legítimo de Pedro y cabeza visible de la Iglesia, su postura se basó en la defensa del magisterio de la Iglesia, la supremacía del Papa y la continuidad doctrinal desde los Padres de la Iglesia. Eck rechazó la "sola scriptura" de Lutero, afirmando que la doctrina cristiana se basa en la Escritura y la tradición apostólica interpretada por el magisterio eclesial, comparó públicamente las ideas de Lutero con las de Jan Hus, condenado en el Concilio de Constanza (1415) y logró que Lutero admitiera ciertas coincidencias, con lo cual, Eck, lo presentó públicamente como heredero de una doctrina ya condenada.

Según los teólogos de la época, Eck salió victorioso de este debate, pero al mismo tiempo el debate marcó un punto de inflexión para Lutero.

Eck consolidó, una vez más, su papel como defensor oficial de la Iglesia católica frente a la Reforma. Posteriormente participó en la redacción de la bula Exsurge Domine que condenó las tesis de Lutero.

AHORA VAMOS A RECORDAR A CALVINO.

Juan Calvino nació en Francia y fue bautizado y criado dentro de la Iglesia Católica, recibió formación religiosa y humanista en instituciones católicas. Fue destinado por su padre a la carrera eclesiástica y recibió beneficios eclesiásticos (prebendas) desde joven, lo que indica su vinculación formal con la estructura clerical. 

Una prebenda religiosa era una renta o porción de bienes de una iglesia catedral asignada a un clérigo para el desempeño de funciones específicas en el servicio eclesiástico. Estaba vinculada a dignidades como la de canónigo o racionero, y su disfrute aseguraba el sostenimiento del clero a cambio de su participación en las funciones religiosas. 

Calvino no era ajeno, al igual que Lutero, al desempeño de funciones religiosas y tenía conocimientos en latín.

Estudió en París, donde recibió formación en teología y filosofía escolástica, profundamente católica en su orientación.

Posteriormente, su padre lo orientó hacia el estudio del derecho en Orleans y Bourges, lo que lo expuso a corrientes humanistas y reformistas. Se desempeñó como jurista, es decir, abogado.

A los 25 años, Calvino experimentó una conversión interior que lo llevó a abrazar las ideas de la Reforma Protestante. Influido por el humanismo cristiano, el estudio de la Escritura y el ambiente reformista en Francia, especialmente tras el discurso de Nicolás Cop en 1533, que defendía las ideas luteranas. 

Abandonó sus beneficios eclesiásticos, rompió con la Iglesia católica y se exilió, primero en Basilea y luego en Ginebra, donde desarrolló su obra teológica.

Calvino admiró a Lutero pero nunca se conocieron en persona. Su relación fue indirecta, mediada por Philipp Melanchthon quien era colaborador cercano de Lutero. Calvino mantuvo correspondencia con Melanchthon y desarrolló una teología paralela que consolidó el protestantismo en Europa. 

Su pensamiento dio origen al Calvinismo, una corriente que influyó en Suiza, Francia, Escocia y los Países Bajos, mientras Lutero lo hacía en Alemania.

Calvino tuvo sus diferencias doctrinales con el pensamiento de Lutero, principalmente en cuanto a la presencia real de Cristo en la Eucaristía en la que Calvino no creía.

Calvino amplió y sistematizó la Reforma de Lutero desde una perspectiva más jurídica, eclesial y teológica. Su legado consolidó una rama distinta del protestantismo, llamada Calvinismo.

¿Cómo entienden la comunión los calvinistas?

Los calvinistas —especialmente en iglesias reformadas y presbiterianas— consideran la Cena del Señor como uno de los dos sacramentos instituidos por Cristo (junto con el bautismo). Su comprensión se basa en la teología de Juan Calvino, quien rechazó tanto la transubstanciación católica como la interpretación puramente simbólica de Zwinglio.

Calvino enseñó que Cristo está verdaderamente presente en la comunión, pero de manera espiritual, no corporal. El creyente, por la fe, es elevado espiritualmente a participar del cuerpo y la sangre de Cristo. La comunión es un acto de recuerdo de la muerte de Cristo, pero también un medio de gracia por el cual el Espíritu Santo fortalece la fe del creyente. No se considera un sacrificio renovado, sino una proclamación del sacrificio ya consumado en la cruz.

Hoy en día, los calvinistas celebran la comunión como una cena simbólica y espiritual, no como una transubstanciación. Creen que Cristo está presente espiritualmente, no físicamente, y la frecuencia y forma del rito varía según la denominación reformada. Algunas iglesias "reformadas" celebran la comunión semanalmente, otras mensualmente o en fechas especiales. 

Se utiliza pan y vino o jugo de uva. La forma de tomar con la mano el pan y remojarlo en el vino es recurrente y también se puede consumir por separado. 

La comunión calvinista es un acto reverente, centrado en la fe y la Palabra, que busca nutrir espiritualmente al creyente sin recurrir a una presencia física o sacrificial de Cristo. Para ellos, Cristo no está presente en el pan ni el vino. Eso es solo pan y vino, nada más.

PARA TERMINAR DE RECORDAR A LUTERO Y CALVINO.

Lutero inició su reforma en Alemania y Calvino lo hizo en Francia. 

Más allá de las tribulaciones y discrepancias que Lutero tuvo con la Iglesia Católica y el papado, surgió la oportunidad de tener una vida con comodidades a partir de la creación de su propia iglesia y hizo que Lutero viviera en carne propia su propia crítica a los Papas: Lutero se enriqueció a costa de la fe, como lo hizo Calvino y todos sus sucesores.

Lutero y Calvino son considerados por los protestantes como los precursores de la reforma protestante, pero después de ellos hay más, cada uno con su singular forma de interpretar las escrituras, cada uno con su propia Biblia, cada uno enriqueciéndose a costa de la fe.

Para mayor información sobre este tema, busca la sección Herejías y Sectas en el índice de este blog, que es más importante Jesús Eucaristía y de la salvación de tu alma que hablar de Lutero. 

Continuemos, pues, con el tema de nuestro interés, la sacrílega comunión en la mano.

¿Te imaginas al Santo Padre Pío de Pietrelcina, con sus manos estigmatizadas, entregando la comunión en la mano a Santa Teresita de Jesús? Y si ellos no lo hicieron ¿por qué tú si?

¿QUÉ TIENE DE MALO RECIBIR LA COMUNIÓN EN LA MANO?

COMULGAR EN LA MANO ES UN SACRILEGIO Y LOS MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIÓN COMETEN SACRILEGIO CUANDO TOCAN LA SAGRADA EUCARISTÍA.

Voy a dividir este tema en 10 puntos que voy a tratar de manera separada porque todos generan confusión entre los católicos y todos son importantes.

 

PRIMERO: Es Dios mismo. 

Los católicos creemos en la presencia de Dios en la Sagrada Eucaristía, por eso comulgamos, vamos a horas santas de adoración eucarística y la comunión es el pilar de nuestra fe. 

A Dios se le debe adoración y respeto, por eso la Iglesia Católica durante siglos entregaba la comunión de rodillas y en la boca, siendo la comunión en la mano relativamente reciente, pues se introdujo en la Iglesia a fines de los años 60s. 

El católico que decide comulgar en la mano verá que poco a poco su devoción irá decayendo y el momento de la comunión que debe ser el más importante y sublime de la Santa Misa se volverá rutinario y querrá que la fila de comunión avance rápido para salir pronto de ahí. 

No somos protestantes que reciben la comunión como una mera cena del Señor, ellos no creen en la real presencia de Dios en la Sagrada Eucaristía. 

Si tú crees en los milagros eucarísticos y en ellos vemos que la hostia se convierte en carne y sangre ¿por qué comulgas en la mano? 

SÉ CONGRUENTE CONTIGO MISMO. Te arrodillas y muestras respeto a Jesús Eucaristía en la Adoración Eucarística pero lo tocas con la mano al comulgar. ¿por qué no te arrodillas para comulgar también?

Recupera el Temor de Dios y piensa más en lo sobrenatural y menos en lo que ven tus ojos.

 

Es un sacrilegio contra la Sagrada Eucaristía tocar las Sagradas Especies por parte de un fiel, no estando consagrado de Dios para ello, es decir, un Sacerdote. Solo el sacerdote ha sido consagrado por Dios, por la unción del Santo Espíritu para consagrar y entregar la comunión a los fieles. Este es un privilegio exclusivo del sacerdote. Siempre ha sido así y lo sigue siendo aunque los fieles no lo sepan y usurpen sus funciones creyendo que pueden.

La razón por las que tú eliges comulgar en la mano es una blasfemia. Todos los católicos que eligen la comunión en la mano en lugar de la comunión en la boca lo hacen porque tienen miedo que se les contagie una enfermedad con la saliva de otro fiel, algunos incluso afirman sentir asco de esto. Pues bien, pensar así es una blasfemia contra la Sagrada Eucaristía, en la que tú aceptas que Dios mismo es un transmisor de enfermedades. 

Has aceptado que te desvíen la conciencia y has permitido que esta idea tenga cabida en tu mente, aceptándola, sin razonar que esta idea fue introducida por los modernistas y los enemigos de la Iglesia Católica.

SEGUNDO: El Papa Paulo Vi nunca aprobó la comunión en la mano. 

Esta es una mentira muy difundida, pero la verdad es que en el Concilio Vaticano II un grupo de obispos alemanes "protestantizados" (como que Lutero tuvo mucha influencia en Alemania y no es de sorprender) tocaron el tema de la comunión en la mano para dejar constancia de ello, pero el Papa nunca aceptó ni aprobó la comunión en la mano, prueba de ello fue que de este Concilio Vaticano II queda la frase del Papa Paulo VI "el humo de Satanás ha entrado en la Iglesia". 

Fue Lutero quien una vez dijo "acaben con la Misa y acabarán con la Iglesia", pues bien, la misa a la que se refería Lutero es la Santa Misa tradicional que se celebra en latín, a la cual hoy en día le tienen aversión muchos católicos y en la cual se comulga siempre de rodillas y en la boca. 

Una vez tocado el tema en el Concilio Vaticano II, los malos obispos alemanes -al fiel estilo de Lutero- se encargaron de difundir la comunión en la mano en las iglesias europeas y con ayuda de los grupos carismáticos "protestantizados" y "modernistas" lograron difundirla en el mundo entero, por lo que fue introducida de manera abusiva en la Iglesia, sin encontrar defensa por parte de muchos sacerdotes y volviéndose una práctica aceptada hasta nuestros días. 

Y no porque lo hagan muchos significa que está bien.

TERCERO: La comunión en la mano es de origen protestante. 

Monseñor Athanasius Schneider, un obispo digno de respeto, ha realizado una investigación exhaustiva sobre la comunión en la mano y ha llegado a la conclusión de que la comunión en la mano es una práctica protestante que se practica desde la época de Calvino. 

Calvino es uno de los principales exponentes de la reforma protestante y él introdujo la comunión en la mano en las celebraciones protestantes porque no creía en la presencia de Dios en la Sagrada Eucaristía.

El establecimiento de la comunión en la mano por los protestantes fue su forma de mostrar su rechazo por la creencia en la Presencia Real de Cristo en la Eucaristía, su rechazo del Sacerdocio Sacramental, es decir, la comunión en la mano es la forma como los protestantes muestran su rechazo a la Iglesia Católica y al Catolicismo.

 

CUARTO: Es falso que en la Iglesia primitiva se comulgaba en la mano como norma. 

Los defensores de la comunión en la mano argumentan que los primeros cristianos recibían el pan en la mano y que son "innumerables" los textos antiguos que lo demuestran. Sin embargo, de tan innumerables textos solo mencionan uno y siempre es el mismo: el de San Cirilo de Jerusalén, pero no dicen que el santo hombre dirigía dicho texto específicamente a los bárbaros convertidos al cristianismo, que eran guerreros salvajes de costumbres barbáricas dignas de ser erradicadas de la faz de la tierra, que no sabían comer ni beber y a los cuales el santo les enseñaba a comulgar.

 

QUINTO: La comunión en la mano es un acto egoísta al punto que se antepone el yo quiero de la criatura ante la adoración debida a Dios. 

La norma de la Iglesia no ha cambiado, es y siempre ha sido recibir la comunión de rodillas y en la boca, pero la comunión en la mano se reguló con una excepción debido a la mala práctica que se extendió en los años 70s dentro de la Iglesia por parte de aquellos que rechazan lo tradicional en la Iglesia y quieren introducir maneras modernas de hacer las cosas, engañados y cegados por las mentiras dispersadas de los enemigos de la Iglesia. La norma no ha cambiado hasta el día de hoy.

SEXTO: El sacerdote es el responsable de estos sacrilegios en su Parroquia, porque es quien permite la comunión en la mano. 

Recuerda que las Sagradas Escrituras dicen que "no todo te conviene y no todo edifica". 

En este punto te aclaro que el sacerdote entrega la comunión en la boca o en la mano según lo que desee el fiel, creyendo falsamente que está obligado a ello en base a una errada idea, pues la obediencia se debe siempre y cuando lo que se mande no sea pecado. 

El sacerdote puede entregar la Hostia remojada en el Vino en la boca.

Para el fiel, por su lado, la Iglesia en su sabiduría ha dejado bien claro en la excepción que regula la comunión en la mano que "es solo para el fiel que lo desea" y "que no se le puede negar la comunión a un fiel por querer recibirla en la boca o de rodillas"; es decir que nadie te puede obligar a recibir la comunión la mano, solo si tú quieres la recibes en la mano, y como es tu decisión, entonces es tu sacrilegio, tu pecado y tus consecuencias por estirar la mano y recibirla así, el sacerdote no va a ser responsable de tus consecuencias (solo será responsable de las suyas propias).

SÉTIMO: El Papa lo permite entonces está bien. 

Para el católico de a pie mal formado y sin un mínimo conocimiento de las normas de la Iglesia es muy fácil confundirlo diciéndole que el Papa lo permite, que si tú hablas contra la comunión en la mano entonces tú estás contra el Papa y creas división en la Iglesia, pues estas son mentiras y son chantajes emocionales que muchos católicos con engaños le dicen a otros católicos para hacerlos callar en su defensa de Jesús Eucaristía y porque tienen la intención de uniformizar en sus parroquias la entrega de la comunión solo en la mano. 

El Papa puede o no estar a favor o en contra de algo, pero el responsable de hablar en temas de forma recomendada de recibir la Sagrada Eucaristía es el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, los últimos han sido el Cardenal Francis Arinze (2002 al 2008), el Cardenal Antonio Cañizares (2008 al 2014), el Cardenal Robert Sarah (2014 al 2021) y Monseñor Arthur Rush (2021 hasta hoy) y todos han dicho de manera clara que la forma recomendada de recibir la comunión es de rodillas y en la boca, que tú no lo sepas es tu problema y demuestra tu poco interés en tu formación como católico.

OCTAVO: Tocar las Sagradas Especies y distribuirlas con sus propias manos consagradas es un privilegio de los ordenados en el Sacerdocio.

Santo Tomas de Aquino, figura máxima teológica en la Iglesia Católica, en la Suma Teológica sobre la distribución de la Eucaristía dice:

"Corresponde al sacerdote la administración del cuerpo de Cristo por tres razones. Primera, porque, como acabamos de decir, consagra in persona Christi. Ahora bien, de la misma manera que fue el mismo Cristo quien consagró su cuerpo en la cena, así fue él mismo quien se lo dio a comer a los otros; por lo que corresponde al sacerdote no solamente la consagración del cuerpo de Cristo, sino también su distribución.

Segunda, porque el sacerdote es intermediario entre Dios y el pueblo (Heb 5,1), por lo que, de la misma manera que le corresponde a él ofrecer a Dios los dones del pueblo, así a él le corresponde también entregar al pueblo los dones santos de Dios.

Tercera, porque por respeto a este sacramento ninguna cosa lo toca que no sea consagrada, por lo tanto los corporales como el cáliz se consagran, lo mismo que las manos del sacerdote, para poder tocar este sacramento. Por eso, a nadie le está permitido tocarle, fuera de un caso de necesidad, como si, por ejemplo, se cayese al suelo o cualquier otro caso semejante. "

Santo Tomás de Aquino nos deja claro en estos párrafos, que las manos del bautizado no pueden tocar la Eucaristía, porque eso es un privilegio otorgado únicamente a los sacerdotes, a través del Orden Sacerdotal.

Esta doctrina Tomista siempre ha sido confirmada por la Iglesia, resaltando la división que hay entre los fieles y el sacerdote, el Vaticano II deja claro esta diferencia :

"El sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial o jerárquico se ordena el uno para el otro, aunque cada cual participa de forma peculiar del sacerdocio de Cristo. Su diferencia es esencial no solo gradual. Porque el sacerdocio ministerial, en virtud de la sagrada potestad que posee, modela y dirige al pueblo sacerdotal, efectúa el sacrificio eucarístico ofreciéndolo a Dios en nombre de todo el pueblo: los fieles, en cambio, en virtud del sacerdocio real, participan en la oblación de la eucaristía, en la oración y acción de gracias, con el testimonio de una vida santa, con la abnegación y caridad operante." (LUMEN GENTIUM )

Para aquellos que apoyan la comunión en la mano y en nombre del Concilio Vaticano II, introducen abusos en la liturgia y doctrinas modernistas, demostramos que el Santo Concilio Ecuménico aprobado por la Santa Sede, deja claro que entre los laicos y los sacerdotes hay una gran linea divisoria y una dignidad mas alta con un llamado especial del Señor.

Volvemos a recordar las palabras de San Juan Pablo II: "Tocar las Sagradas Especies y distribuirlas con sus propias manos es un privilegio de los ordenados" (Dominicae Cenae,11).

Uno de los frutos de la comunión en la mano, es quitar de la mente de los fieles la gran enorme diferencia que existe entre el sacerdocio ministerial y los ministros extraordinarios de la comunión. 

Siempre han existido los Ministros Ordinarios de la Comunión que son el obispo, el presbítero y el diácono (primer grado del Orden Sacerdotal), los tres con instrucción teológica y ordenados según el sacramento del Orden Sacerdotal.

Hoy en día se ha desfigurado esta figura con la del Ministro Extraordinario de la Comunión que en teoría debería ser el acólito u otro fiel designado para fines precisamente "extraordinarios", sin embargo proliferan en todas las misas y quieren entregar la comunión aún si hay veinte fieles en misa y a los que perfectamente el sacerdote puede dar la comunión. Por ello, de "extraordinarios" nada.

NOVENO: Los Ministros Extraordinarios de la Comunión cometen sacrilegio al tocar las Sagradas Especies, porque no están ungidos ni consagrados para dicho fin.

Estos fieles  cuya presencia debería ser para casos "extraordinarios" y están presentes en casi todas las misas creen -por los malditos respetos humanos y la tibieza de obispos y sacerdotes- que con una charla o cursillo en la parroquia y una medalla al cuello ya son equiparables a un Sacerdote.

Hoy en día, estos mal llamados "ministros extraordinarios de la comunión" proliferan en todas las misas, aún cuando su creación tiene un carácter extraordinario y no obligatorio ni impositivo para todas las misas, pudiendo el sacerdote decidir si los necesita o no.

La Instrucción Redemptionis Sacramentum, promulgada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el 25 de marzo de 2004, y la Instrucción sobre algunas cuestiones acerca de la colaboración de los fieles laicos en el sagrado ministerio de los sacerdotes, promulgada por varias Congregaciones el 15 de agosto de 1997. 

También ha intervenido el Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos mediante una Respuesta Auténtica de fecha 1 de junio de 1988.

Resumidamente la Santa Sede ha recordado a través de esos documentos que:

1º El ministerio de la comunión corresponde de modo ordinario a los diáconos, presbíteros y obispos. Si se confía a laicos debe ser siempre de modo extraordinario y a modo de suplencia.

2º Es un abuso que se debe evitar que los laicos administren la comunión sin que se den las condiciones debidas.

Condiciones para el ejercicio legítimo del ministerio extraordinario de la comunión

Las intervenciones recientes de la Santa Sede, como se ha dicho, insisten en el carácter extraordinario de esta función. Entre otras medidas, la Instrucción Redemptionis Sacramentum, para evitar confusiones sobre la función de los laicos en la Eucaristía, llega a precisar que se debe usar la expresión "ministro de la comunión", no ministro de la Eucaristía: “«sólo el sacerdote válidamente ordenado es ministro capaz de confeccionar el sacramento de la Eucaristía, actuando in persona Christi». De donde el nombre de «ministro de la Eucaristía» sólo se refiere, propiamente, al sacerdote” (n. 154; cf. también n. 156).

El Magisterio de la Iglesia, para evitar abusos, añade además lo siguiente:

Para no provocar confusiones han de ser evitadas y suprimidas algunas prácticas que se han venido creando desde hace algún tiempo en algunas Iglesias particulares, como por ejemplo:

- la comunión de los ministros extraordinarios como si fueran concelebrantes;

- asociar, a la renovación de las promesas de los sacerdotes en la S. Misa crismal del Jueves Santo, otras categorías de fieles que renuevan los votos religiosos o reciben el mandato de ministros extraordinarios de la Comunión;

- el uso habitual de los ministros extraordinarios en las SS. Misas, extendiendo arbitrariamente el concepto de «numerosa participación» (Instrucción sobre algunas cuestiones acerca de la colaboración de los fieles laicos, art. 8 § 2).

En concreto: 

Los ministros extraordinarios de la comunión no son concelebrantes, no son imprescindibles, no deben estar en todas las misas, no es lo mismo estudiar para ser sacerdote a que te pongan una medalla en el cuello y te den un diploma de parroquia con bendición incluida, y es el sacerdote quien debe entregar la Eucaristía en la boca al fiel que lo desea.

De acuerdo con el canon 230, ya citado, para que los ministros extraordinariosde la comunión ejerzan legítimamente su función, se requieren dos condiciones:

1º Lo aconseje la necesidad de la Iglesia. El canon 230 § 3 habla de necesidad, no de utilidad de otro tipo. A modo de ejemplo sería necesidad que no se pueda atender en un tiempo razonable a todos los fieles que piden la comunión, de modo que la Misa se alargaría excesivamente. Es el caso de peregrinaciones populares, Misas dominicales muy numerosas u otras ocasiones similares. No se refiere por lo tanto a otros criterios, como son la mayor solemnidad de la ceremonia o la celebración particular de un grupo de personas.

La Instrucción Redemptionis Sacramentum matiza que la excesiva prolongación de la Misa si no interviene el ministro extraordinario debe ser real: “debe entenderse de forma que una breve prolongación sería una causa absolutamente insuficiente, según la cultura y las costumbres propias del lugar (n. 158).

2º No haya ministros. No sería el caso previsto, si hay ministros que pueden atender al ministerio de la comunión con cierto incomodo. Sería muchas veces el caso de las comuniones a los enfermos, o de ordinario las misas parroquiales en que hay sacerdotes en la iglesia.

El Consejo Pontificio dio una Respuesta auténtica el 1 de junio de 1988 acerca de este último requisito. De acuerdo con esta interpretación auténtica, no estaríamos en el caso previsto en estos cánones si están presentes en la iglesia ministros ordinarios que no estén impedidos, aunque no participen en la celebración eucarística.

La Instrucción Redemptionis Sacramentum añade: “repruébese la costumbre de aquellos sacerdotes que, a pesar de estar presentes en la celebración, se abstienen de distribuir la comunión, encomendando esta tarea a laicos” (n. 157).

Para terminar este texto que he escrito esperando sea edificante para aquellos que buscan respuestas a sus dudas, es mi personal opinión que, los sacerdotes se rebajan "demasiado" al permitir a un ministro extraordinario de la comunión entregar la comunión cuando a ellos les costó años de estudios lograr ser ungidos por Dios, para terminar aceptando que "cualquiera" tome tan importante lugar en tan culmen momento de la Santa Misa.

Soy autora de este texto, estas son mis palabras y asumo ante Dios -y sin miedo -las consecuencias por ellas. 

Autora: Karla Rouillon Gallangos.

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Que Dios les conceda, a través del Arcángel San Miguel, las Gracias que necesiten.

Que Dios les conceda a todos la Gracia de una verdadera conversión y una sincera confesión.

Karla Rouillon Gallangos

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